En un mundo donde el "ser" está limitado por convenciones sociales, la individualidad se convierte en un acto de resistencia. A través de su carrera, Florencia ha capturado la esencia humana, contenida en el cuerpo, un ser visto en su propio transitar por cápsulas.
Las cápsulas nos muestran remedios para el alma, intervenciones visuales que reflexionan acerca de cómo la sociedad es pronta en saciar el vacío con remedios superficiales. Como si la esperanza, el amor y la felicidad pudieran ser tomados en una píldora. Desde la perspectiva dualista, el alma es una entidad separada y distinta del cuerpo físico, posee características como la conciencia, la identidad personal y la capacidad de pensar y sentir.
A través de las palabras, Florencia establece un diálogo entre cuerpo y alma, donde nos plantea que el remedio está en la experiencia de cada emoción de cada individuo. Al complementar las palabras con cuerpos contenidos, entendemos que vivir la individualidad es el único remedio para un alma que se resiste a vivir limitada, por más contenida que esté por un cuerpo o una cápsula.
Francisco Esnayra utiliza la escultura para sondear la psique humana, para explorar el vínculo entre la mente y el alma, para poner al descubierto todo el repertorio de sentimientos que habitan en nuestro día a día. Se ha dedicado a la creación plástica, a través de la exploración de diversos estados mentales como el dolor, el juego, el erotismo e incluso la trascendencia o iluminación; utiliza sus piezas como vehículo de expiación, comparte y conduce al público a vivir sus propias condiciones.
Basándose en la escultura clásica, el psicoanálisis freudiano y las cabezas de los personajes de Meserschmidt, Esnayra produce representaciones convincentes de la emoción humana, ricas en textura y color. Sus figuras abordan la subjetividad con la que nos relacionamos con los demás, el papel de los medicamentos en nuestro bienestar mental y físico o la necesidad humana básica de introspección.
A través de la unión de letras en papel, María Elena nos transmite la importancia del lenguaje como fundamento de la vida. Ella cuestiona y tensiona la palabra y sus unidades básicas, las letras. Relacionando diferentes alfabetos de distintas épocas y lugares, su objetivo es recuperar el valor de la escritura y la comunicación en este mundo globalizado que parece estar más conectado pero, paradójicamente, está perdiendo la esencia de la interacción humana.
La palabra que ayer tenía un gran valor ahora parece carecer de él. María Elena busca revalorizar este tesoro invaluable que es el lenguaje, con el propósito de fomentar una auténtica conexión con los demás.
Su obra representa un encuentro en el misterio de un enjambre de letras, donde cada individuo puede descubrir lo que más le resuena y cómo comunicarse con los demás. Este proceso revela el gran misterio que todos llevamos dentro.
Victoria Molina es una artista que desafía las fronteras en el mundo del arte visual y el diseño. A través de sus pinturas y collages, nos lleva a un viaje donde explora las profundas conexiones personales que forjamos con nuestros entornos. Lo que distingue su obra es la audacia de integrar materiales no convencionales, como alimentos y revistas desechadas, rescatando así objetos cotidianos y dotándolos de significados y reflexiones más profundas sobre la humanidad.
En cada pieza, Molina nos insta a contemplar y cuestionar nuestras relaciones con el mundo natural. A través de sus obras, subyace un mensaje importante de sostenibilidad en un mundo moderno que a menudo ignora esta vital consideración.
Victoria Molina es una artista que nos desafía a mirar más allá de la superficie, a explorar la profundidad de nuestras conexiones con el entorno y a reconsiderar nuestro lugar en el mundo. Su obra es una invitación constante a la reflexión y la reevaluación de nuestras interacciones con la naturaleza.
Su trabajo más representativo lo realiza a través de la técnica del deshilado. El hilo, extraído lenta y cuidadosamente, revela la silueta como si siempre hubiera estado ahí. De este modo, el acto de deshilar se convierte en una acción de descubrimiento de lo que ya existía. Paula construye un lenguaje a partir de la forma, el color y el movimiento. Utiliza los hilos de colores como capas de pintura, creando un equilibrio entre lo extraído y la tela original, revelando figuras que emergen al superponer las telas.
A través de su obra, expone la fragilidad de la sociedad contemporánea, donde las fracturas y divisiones son evidentes. Su trabajo representa la destrucción de lo simbólico y lo sagrado, así como la deshumanización que esto implica. Su obra es un medio para detenernos y reflexionar sobre los acontecimientos de la actualidad. Cada hebra extraída, cada detalle minuciosamente trabajado, contribuye a una obra única que busca incitar a la reflexión sobre nuestros anhelos y sueños para la sociedad.
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